Visitar Málaga en cinco días, la capital de la Costa del Sol. Un enclave maravilloso lleno de luz, vegetación, cultura, deporte al aire libre, gastronomía variada, buena gente y calidad de vida. A mi madre y a mí nos gusta mucho hacer escapadas de vez en cuando, y ahora que las restricciones nacionales en España nos lo permiten, no lo hemos dudado. Ni cortas ni perezosas hemos hecho las maletas y nos hemos ido de vacaciones para visitar Málaga en cinco días.
Las dos habíamos estado previamente en la ciudad, yo en tres ocasiones y mi madre en una. Sin embargo, mis visitas fueron muy exprés y lo que realmente nos gusta es vivir la ciudad. Como no estaba claro que abriesen las fronteras de las provincias, los alquileres de los apartamentos estaban muy asequibles cuando reservamos. Así que nos hemos alojado en pleno centro por un módico precio y con una confortabilidad de diez.
El apartamento se llama «Apartamentos Plaza de las Flores»situado en la coqueta plaza con el mismo nombre, perpendicular a la famosa Calle Larios, precio por cinco noches= 291 euros. Si quieres reservar, accede desde aquí.
Visitar Málaga en cinco días junto a su cultura
Visitar Málaga en cinco días da para mucho más que playa y chiringuitos a pie de arena. Esta ciudad dispone de una oferta cultural asombrosa que no te dejará indiferente. Para empezar, tienes el Museo Picasso Málaga en calle San Agustín, 8. Así como el Museo Carmen Thyssen en la calle Compañía, 10. Mi madre y yo visitamos el segundo museo juntas, y la visita mereció la pena. Sin embargo, el precioso museo del pintor lo recorrió ella sola. Puesto que yo había quedado con Sarai, que justo es malagueña y no podía dejar de verla.
Otro de los imprescindibles para visitar Málaga en cinco días es la subida al monte de Gibralfaro de 130 metros de altitud. Situado en el centro de la ciudad en torno al que los fenicios fundaron la ciudad de Malaka. Para subir puedes hacerlo en autobús o andando. Si eliges la opción saludable no tardarás más de 20 minutos, o menos. Pero cuidado, no subestimes la subida porque son escaleras y cuestas bastante empinadas y algo resbaladizas. Yo subí en dos ocasiones y me costó un poquito por las agujetas que llevaba en mi cuerpo. Eso sí, es un ejercicio ideal para tus glúteos.
El autobús 35 se coge en el Paseo del Parque en la parada 302 y son máximo 20 minutos. Precio del sencillo= 1, 40 €.
En la cumbre del monte encuentras el Castillo de Gibralfaro, de visita obligatoria para visitar Málaga en cinco días. La entrada cuesta 3,50€ para el Castillo o la Alcazaba. Si compras la entrada conjunta son 5,50 €. Sin embargo, tienes la opción de tarifa reducida para mayores de 65, desempleados o mejora de empleo.
Aprovecho la ocasión para decirte que aunque estés trabajando puedes estar dado de alta en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) como mejora de empleo. Donde tendrás que sellar tu Demanda de Empleo cada tres meses pero que te dará los mismos beneficios que si fueses desempleado. Ahí os lo dejo.
Entre el monte de Gibralfaro y su base, se encuentra la Alcazaba, una fortificación palaciega de la época islámica, construida sobre una anterior fortificación de origen fenicio-púnico. Ambas visitas las considero imprescindibles. Puedes dedicar una mañana para verlas y acabar en la calle Alcazabilla para comer en Batik, como hicimos nosotras.
Para finalizar, quiero recomendar también la visita al Mercado Central de Atarazanas en Calle Atarazanas, 10. Un deleite para los ojos y olfatos. Los alimentos del mar que puedes ver en este mercado son impresionantes. Lástima que no nos hicimos con algo para cocinar en nuestro apartamento. Pero para quitarnos las ganas, nos quedamos a comer en uno de los puestos del mismo mercado. ¡¡Perfecta opción!!
Elegimos el Bar Mercado Central Número Uno y el menú del día fueron: brochetas de verduras, rosada a la plancha y pescaditos fritos.
Comida saludable en Málaga
La mayoría de las veces recibo la misma pregunta: ¿qué comes cuando vas de vacaciones? Normalmente existe la tendencia a elegir alimentos y platos poco recomendables en muchas más ocasiones de las deseadas. Entiéndeme, yo abogo por la flexibilidad y la comida intuitiva. Y, por supuesto, por la flexibilidad alimentaria. Sobre todo cuando nos vamos de vacaciones. Sin embargo, como Dietista y amante de los #HábitosFelices, no puedo defender el «todo vale». Por ello, cuando tus hábitos están instaurados y vives feliz acorde con ellos, las elecciones siempre serán lo más adecuadas posibles.
Málaga tiene una variedad gastronómica muy amplia. Puedes elegir prácticamente cualquier cosa. No obstante, a nosotras nos encanta comer pescadito y comida del mar. ¡¿Cómo no hacerlo estando en la costa?! Nuestras elecciones fueron muy acorde en esta línea. Pero no tendrás problema para comer lo que te apetezca.
Nuestra primera comida fue en El Pimpi, una bodega emblemática de la ciudad desde hace más de 40 años. En su carta encuentras comida típica del sur de España y variedad de pescaditos. Pero lo realmente interesante es la decoración del local, estancias, patios y puesta en escena. Si no quieres o puedes comer aquí, no dudes en pasar y recorrer las salas. ¡No seas vergonzoso! Están acostumbrados a ello. Nuestro menú estuvo compuesto por: ensalada malagueña, boquerones fritos y langostinos al ajillo.
Otra de las recomendaciones para comer y visitar Málaga en cinco días es el Batik, donde degustar una cocina mediterránea, con toques de todo el mundo con multitud de matices y mucho sabor. Se encuentra en la calle Alcazabilla, muy cerca de la Alcazaba. Quiero hacer referencia a la cercanía a este monumento porque después de pasar la mañana rodeadas de influencias árabes, pudimos degustar un menú digno de la época. Con vistas al mismo y con sabrosos aromas.
Nuestra elección en el Batik fue: pastelas de la Alcazaba con cordero a la menta, bocata de calamares “aliñao” con alioli de su tinta y merluza en salsa de coco-curry con falso arroz thai de coliflor. ¡¡Un diez sobre diez!!
El siguiente restaurante donde tuve el placer de cenar fue en Casa Lola Uncibay, una taberna con solera y mucha buena variedad de delicias. En esta ocasión pude compartir unas horitas con Pablo Aguilar, mi amigo psicólogo con el que tuve la suerte de hacer un directo hace unas semanas. ¿Te acuerdas de mi post sobre la autoestima? Pues él es el artífice de este precioso contenido. No puedo cansarme de agradecer las oportunidades que me brinda Instagram para conectar con personas mágicas.
Marisquerías, chiringuitos y playas
La playa de la ciudad es La Malagueta, con 1.200 metros de longitud y 45 metros de anchura. Pero toda la costa hacia el este tiene varias playas donde poder pasar unas horas para visitar Málaga en cinco días. No obstante, nosotras nos afincamos entre La Malagueta y la de El Palo, una playa urbana de arena oscura situada en el litoral oriental de la ciudad, entre la playa de Pedregalejo y la playa del Chanquete, en el antiguo barrio de pescadores.
El primer día de playa decidimos ir hasta El Palo porque los chiringuitos de la zona tienen espetos a mejor precio y, por lo general, está menos concurrida que La Malagueta. De todas formas, al ir a mediados de mayo, no nos encontramos con demasiado turismo. Así que estuvimos muy tranquilas en todo momento.
Para llegar hasta El Palo puedes coger el autobús número 11, por ejemplo, en la parada 1122 en el Paseo del Parque. El precio del billete es de 1,40 euros y tarda unos 20 minutos. Otra opción es ir andando, como hice yo. Y emplear unos 45 minutos para hacer algo de deporte.
Este día decidimos comer en la marisquería Miguelito «El Cariñoso», a pie de playa, con brisita y buena comida. Nuestra elección: un espeto de sardinas para cada una, una ensalada mixta enorme y media ración de boquerones fritos.
El espeto es un plato típico de Málaga y la Costa de Granada y consiste en espetar. Es decir, ensartar pescado, tradicionalmente sardinas, en finas y largas cañas, para asarlo con leña en la arena de la playa.
El siguiente día de playa nos quedamos en la playa de la ciudad, al no haber mucha gente, estábamos mucho más cerca del apartamento y teníamos todo a mano. Alquilamos unas tumbonas y no dudamos en dedicarnos a leer, recoger piedras, pasear de punta a punta y a reírnos sobre nuestras tonterías. Eso sí, no perdonamos la hora de comer. Al medio día nos sentamos en el porche de la Marisquería Los Delfines, en la calle Reding. Ensaladilla rusa, ensalada mixta, coquinas y chopitos a la plancha llenos de tinta y muy frescos. ¡¡Manjar!!
Visitar Málaga en cinco días y sus dulces saludables
No creas que puede faltar el dulce. Aunque hace años que no consumo azúcares añadidos, me gusta disfrutar de algún dulce «saludable» por las tardes. Como Málaga tiene de todo, pude toparme de frente con una heladería que tiene helados sin gluten, sin lactosa y ¡sin azúcar! Un combo increíble. Sin azúcar esa semana solo tenía dos sabores: vainilla y té matcha. Pero entre tú y yo, me apasiona la vainilla. Así que me pedí una tarrina de dos sabores y me duró un par de días. Como teníamos congelador en el apartamento, no hubo problemas.
La heladería se llama YUMMY heladería Gluten free & vegan situada en Calle Molina Lario, 6.
Para acompañar mi café de la tarde, opté por una porción de tarta de zanahoria sin gluten, sin lactosa y sin azúcar. Obvio. Era la única opción que tenían con estas características en Avokate Zumoteka El Vaso, situada en la famosa calle Granada, 48. Digo famosa porque mi madre y yo no parábamos de desembocar en ella una y otra vez. Es lo que tienen las pequeñas ciudades.
Aprovecho para dejar constancia de que en Málaga tienen sus dulces famosos y si tú eres dulcero y azucarero, nos recomendaron «las locas». Unas tortas con dos piezas de hojaldre rellenas de crema pastelera y un glaseado naranja decorado en su centro con media guinda. ¡Bomba asegurada! Por cierto, en la misma calle Granada tienes La princesa pastelería, donde su propietaria las hornea cada día.
Reflexiones finales y opinión personal
Lamentablemente tengo que declararme aún más fan de viajar. Lo necesitaba. Aún recuerdo los días de confinamiento masivo cuando proyectaba mis ganas de conocer y de ser libre. En el post «Cuando salga de casa tras la cuarentena«, te recuerdo esa lucidez de alma que experimenté. Y aunque en el 2020 tuve la suerte de visitar a mi familia en Galicia y de conocer por primera vez Valencia, se me habían acumulado muchos las ganas.
Mi madre y yo tenemos claro que lo que podamos vivir HOY lo vamos a hacer. Ya no es momento de aplazar planes y momentos por la vorágine de la vida. Ahora queremos disfrutar de los pequeños momentos y de todas las oportunidades posibles. Me siento muy afortunada de poder conocer ciudades y nutrirme de experiencias junto a mi madre. Cada día nos llevamos mejor y vamos limando asperezas. Esto no se lo digas, es un secreto 😉
Deseo y espero que estés viviendo la vida al máximo y que cualquier momento del día sea maravilloso para sentirte. GRACIAS por leerme un martes más. Y si te apetece compartir alguna de tus escapadas, viajes, experiencias o lo que sea, te leo. NAMASTÉ.
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