Después de los cinco días que pasamos en Busan, nuestro viaje en Corea del Sur continuó por Gyeongju. La capital del Reino de Silla coreana que ha perdurado por más tiempo en la historia del país. Esta ciudad alberga el templo de Bulguksa y la gruta de Seokguram, que desde 1995 son considerados como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Y os aseguro que es increíble pasear por esta pequeña localidad llena de historia, de tranquilidad y de energía.
Una vez superé la barrera del idioma, la comida, la cultura y el clima, mi visión del viaje mejoró y Gyeongju me pareció una ciudad asombrosa. Sobre todo cuando descubrimos que hablan inglés perfectamente. Eso hizo que la estancia fuese muchísimo más agradable. A mí que no sé me da demasiado bien hablar en inglés, me pareció que se abrían nuevas opciones. ¡Todo era accesible para mí!
Dónde alojarse en Gyeongju
Nuestros alojamientos en Corea del Sur fueron hoteles que reservamos con Booking. Existe la posibilidad de hacerlo en hostales y casas típicas coreanas, los hanok. Pero nos apetecía más darnos el capricho de pasar nuestras vacaciones en un hotel. El de Gyeongju lo descubrí navegando por un blog en Internet. Se llama Sugar Hotel y, en mi opinión, es el mejor de los que estuvimos. Los empleados demostraron una educación impecable, es muy confortable y el desayuno era algo más variado que los otros. Teníamos fruta, zumos, yogures y algo más que tostadas.
La calle donde está ubicado este «hotel del amor» está llena de neones y de elementos «horteras» de decoración. A los coreanos les encantan este tipo de cosas tan curiosas. Además, nos ofrecían de forma gratuita el traslado y recogida a la estación de trenes de larga distancia (Korea Train Express). Desde Gyeongju viajaríamos a Seúl y con solo acordar la hora, nos llevarían desde el hotel. Una delicia.
Qué visitar en Gyeongju
Los tres días enteros que pasamos aquí fueron suficientes para ver casi todo. Aunque hoy, casi dos años después de nuestro viaje y rebuscando entre la caja de los recuerdos, me doy cuenta de que nos quedaron demasiadas cosas por ver.
Seguimos levantándonos muy temprano para comenzar el día con la salida del sol y no pasar las horas de máximo calor en la calle. El calor no era tan insoportable como en Busan porque la humedad había descendido bastante al no estar al lado del mar. Pero seguíamos empapados en una pequeña capa de sudor perenne que solo desaparecía bajo el aire acondicionado.
Lo que más me gusto de Gyeongju fue el templo budista de Bulguksa, que alberga numerosas reliquias del Reino de Silla y que está situado en un paraje bucólico precioso. Otro de sus templos bonitos es el de Bunhwangsa, donde presenciamos un ritual de rezo y meditación.
Es muy interesante visitar el parque de tumbas de Daereungwon, que aloja 23 sepulcros enormes de monarcas y nobles de la Dinastía de Silla. Así como la tumba de la Reina Seondeok. Este tipo de criptas son circulares con un gran contorno, con capas de piedra naturales debajo del túmulo. La primera vez que las vimos no sabíamos que esos montículos eran en sí las tumbas.
Por otro lado, tanto el Observatorio de Cheomseongdae y el Estanque de Anapji son visitas obligadas si visitáis Gyeongju. El primero es un enorme parque ideal para pasear y disfrutar de la naturaleza de la ciudad. Mientras que el segundo, el Estanque de Anapji, es un enclave mágico que os recomiendo visitar de noche. No tengo fotos porque al ir al anochecer para verlo iluminado me fue imposible captar alguna decente. Mi intención siempre fue aprovisionarme de algunas de la red. Y gracias a este post he podido hacerlo.
Para finalizar, nos quedaron por visitar el precioso templo de Gameunsa, que se encuentra algo más alejado del centro turístico y hay que ir en autobús. No nos daba tiempo a visitarlo debido al calor intenso y la escasa disposición de horas «transitables» por las calles. Y si os gustan los mercados típicos, os recomiendo dar unos paseos por el de Jungang.
Dónde comer en Gyeongju
Después de pasar hambre en Busan, mi situación cambió cuando aterrizamos en Gyeongju. Los típicos gyori-gimbap coreanos me salvaron la vida. Son rollitos de arroz envueltos en alga rellenos de atún, salmón, nabo y varias cosas más, con aceite de sésamo. Gim significa alga y bap, arroz. Encontramos un local pequeño muy bonito que los vendía también para llevar y los comimos varias veces durante nuestros días en la localidad.
Una de las cosas que más recuerdo de mi viaje a Corea es el restaurante que nos recomendó la recepcionista de nuestro hotel, el Hongsi Hanjungsik. Típica comida coreana, deliciosa y variada acompañada de múltiples banchan, platitos de guarniciones. Al entrar en el local debes descalzarte para poder sentarte sobre cojines en unas mesas bajas. Pedimos dos menús coreanos diferentes para compartir con el plato estrella en el centro, ternera con verduras en salsa de soja, el bulgogi. Fue aquí donde probé por primera vez el caqui, la fruta que me tiene enamorada. Pero nos la sirvieron bien madura y congelada. Una delicia.
Rememorando nuestro viaje a Corea del Sur me doy cuenta de lo afortunada que me siento de atesorar recuerdos tan buenos y enriquecedores. A pesar de tener sentimientos cenontrados por el malestar debido a las circunstancias. Disfruté muchísimo del viaje. Y si ahora me dijeran de volver, lo haría con los ojos cerrados. Gracias por acompañarme en mis aventuras por el mundo. ¡Kamsahamnida! (muchas gracias). ¡¡Nos vemos en Seúl!!
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[…] Gracias por recordar conmigo un viaje tan especial a través de unas pocas letras y fotografía. Si queréis saber más os recomiendo mis post sobre Seúl y Gyeongju. […]