De Kandy a Ella en el tren más bonito del mundo. ¿No me crees? Seguro que existe en el mundo algún otro tren precioso que recorra deliciosos paisajes. Pero el tren que te lleva de Kandy a Ella a través de las extensas plantaciones de té es alucinante. No hay discusión. Y si has llegado hasta este post es porque tienes dudas de cómo comprar el billete, cuánto cuesta, qué vagón elegir… Pues no te asustes porque te lo cuento todo.
Como te vengo comentando en los post de Sri Lanka, al viajar un mes después tras los atentados de abril de 2019 tuvimos la suerte de encontrar muy pocos turistas. Es alucinante la diferencia de afluencia entre nuestra realidad y lo que se suele ver en el país.
De Kandy a Ella: billetes para el tren más bonito del mundo
Como había leído que es realmente difícil conseguir billete para el tren, decidimos adquirirlos nada más bajarnos del taxi que nos dejó en Kandy. La taquilla se encuentra fácil y verás que en la pared están todos los horarios y paradas que hacen los trenes. Yo por si acaso llevaba apuntada la hora del que nos interesaba: salida de Kandy a Ella a las 8.45 horas. El trayecto dura unas 6 horas y cuesta 1.200 rupias (6 euros) por persona en segunda clase si se compra con anticipación.
Existen tres clases para viajar en el tren: la primera, que solo se adquiere por Internet con tiempo y es más cara. Ronda unos 12 euros por persona. La de segunda clase con asientos numerados (nuestra elección) que cuesta 6 euros si lo compras el día de antes (el mismo día creo que son dos euros). Y la tercera y cuarta clase que el precio es irrisorio y viajas con locales. Debe de ser una experiencia muy bonita. Pero preferimos ir algo más cómodos.
Sin embargo, no era necesaria tanta planificación porque ese día apenas éramos unas 20 personas entre turistas y locales que cogeríamos el tren. No pudimos tener más suerte. Nuestros billetes estaban numerados pero nos contaron que si hubiera mucha gente daba igual, podrías ir en el suelo.
¿Te preguntas por la típica foto colgando de la puerta del vagón? Decirte que tanto en primera como en segunda clase se comparten cuatro puertas abiertas que están disponibles para poder hacerte las famosas fotos. Lo único que no te dejan es salir hacia la tercera y cuarta clase. Es una pena, porque seguro que es alucinante conocer un poco más a los cingaleses.
Otro truco que seguro que te viene de perlas es que desde Kandy hasta Hatton elige los asientos de la derecha en el sentido de la marcha. Y desde allí hasta Ella los de la izquierda. Gozarás de unas vistas fantásticas. No vas a sentir el paso del tiempo. Las horas fluyen y la reflexión se apodera de ti. Una gozada en pleno siglo XXI. Por cierto, si eres tan meón como yo, hay baños a libre disposición para ello :p
Comida a bordo del tren que te lleva de Kandy a Ella
¿Hay comida en el tren? Yo respondería que no. Pero claro, si sabes que sigo una alimentación saludable libre de azúcares añadidos, de trigo y grasas malignas entenderás el por qué. Tenía claro que ese día tendría que conformarme con pequeños snacks para aguantar las horas de trayecto. Y no me equivoqué.
La desventaja de no haber demanda de servicios es que tampoco hay oferta. Y lo que me contaron que sirven a bordo del tren no fue ni por asomo lo que nos encontramos. Nosotros solo vimos pasar a unos pocos cingaleses vendiendo samosas (empanadillas fritas quemadas), insectos fritos, cacahuetes dulces y poca cosa más.
Ganga, la anfitriona de Kandy, nos recomendó que no comiésemos samosas negras porque son de varios días y podrían sentarnos mal. Y efectivamente, estaban negras.
Sin embargo, como soy tan organizada y previsora me aseguré de pedirle a Ganga parte del super desayuno para llevar. Y adquirir en el supermercado de la ciudad unas zanahorias y pepinos que muy cariñosamente me prepararon. Además, tenía manzanas, frutos secos y barritas energéticas para aguantar. Pasé hambre, pero mereció la pena.
Anécdotas en el tren de Kandy a Ella
Vale, sin duda alguna lo mejor son las experiencias. Y la mejor de todas fue la de conocer a mis amigos iraníes en las famosas puertas del tren. Como mi chico estaba dormitando y no quería hacerme fotos me fui en busca de un fotógrafo. Y los encontré. Estaban profesionalizados con cámaras, trípodes y cámaras portátiles. Me vieron reír y me ofrecieron su equipo. Me lo pasé pica colgándome del tren y sintiendo la adrenalina. Quizá un poste se me podía llevar por delante. Pero no, mi destino era pasarlo bien.
A día de hoy estoy en contacto con Ahmad, viendo cómo viaja por el mundo y esperando que me envíe las famosas fotos. En mi mente son chulísimas. Luego lo mismo la realidad me abofetea. Pero oye, de ilusiones también se vive.
Actualización: La foto de portada y la última del post son de Ahmad. GRACIAS <3
Y para terminar, informarte que si quieres ahorrar en este viaje y quieres desplazarte en tren por estas zonas, lo tienes chupado. Los billetes son muy baratos, el paisaje es precioso y la experiencia una maravilla. ¿Aún tienes dudas?
Si quieres continuar con nuestra ruta no te pierdas nuestra estancia de dos días en Ella, corazón de las Tierras Altas. NAMASTÉ.
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