Qué ver en Sigiriya, poblado en la zona central de Sri Lanka que alberga un yacimiento arqueológico que representaba un palacio. La Roca del León es uno de los atractivos turísticos más populares de la isla. Nosotros decidimos empezar nuestra ruta de 12 días en Sri Lanka por Sigiriya porque no queríamos renunciar al resto de destinos. Y cuando tienes poco tiempo el coste de oportunidad es muy alto. Así que nada más aterrizar en el aeropuerto de Bandaranaike contratamos un coche privado directamente desde el hotel que nos llevó al mismo centro de Sri Lanka.

Reservamos dos noches en el Sigiri Rock Side Home Stay por 10.000 rupias (50 euros) y el traslado desde el aeropuerto hasta allí por 11.500 rupias (58 euros). El trayecto fueron unas 3 horas en un coche con aire acondicionado y un chófer muy agradable. La verdad es que después del impacto brutal de las carreteras, los tuks-tuks y el calor, nos quedamos plácidamente dormidos en el trayecto. El jet lag comenzaba a hacer estragos y necesitábamos estar a tope para continuar el día (eran a penas las 9.00 de la mañana en el antiguo reino de Ceilán).
Qué ver en Sigiriya: Subida a Pidurangala Rock
Una vez nos instalamos en el hostal, darnos una ducha y beber mucha agua, decidimos qué ver en Sigiriya esa tarde. Optamos por subir al pico de Pidurangala. Esta roca es considerada como la hermana pequeña de la Lion Rock y es una opción más económica para contemplar la magestuosidad del León desde lo alto. La entrada cuesta sólo 500 rupias por persona (menos de 3 euros) y su ascenso aunque más dificultoso, es más agrestre y solitario.
Quiero recalcar que nosotros viajamos solo un mes más tarde de los atentados de abril de 2019 y el país sufrió varias cancelaciones de turistas. Tuvimos la suerte de disfrutar de casi todas las atracciones del viaje en solitario y eso facilitó nuestro disfrute.

La entrada a la subida del Pidurangala está un kilómetro y medio más allá de la entrada a la Lion Rock atravesando unos lagos con nenúfares, árboles llenos de monos saltando y queriendo comer. Debes llegar hasta un templo budista donde te obligan a descalzarte. Es aquí donde abonas las 500 rupias y atraviesas el templo en silencio. Te recomiendo que te lleves un pañuelo finito con el que taparte las piernas si llevas unos pantalones por encima de la rodilla.

La excursión desde el poblado puede llevarte unas dos horas en total si vas andando y subes a una velocidad aceptable. Nosotros somos muy fans de entrenar y nos marcamos un ritmo subiendo escalones de lo más loco. ¡¡Llegamos a la cima completamente sudados!! Allí encuentras un Buda tumbado donde te recomiendan que no le des la espalda por respeto. Cuando acabes de ascender los últimos escalones te quedarán hipnotizado con las vistas. ¡¡Una locura!!
Por favor, no te quedes en la explanada y da una vuelta de 360 grados. La ocasión lo merece. ¡¡Sonríe!! Si tienes suerte soplará el viento bastante fuerte y logrará que aguantes todo el rato que quieras bajo el sol abrasador del país.
Qué ver en Sigiriya: comer el mejor Coconut Rotti del viaje
Después de tantas horas de viaje y una sesión buena de entrenamiento decidimos salir a cenar pronto por las inmediaciones. Tampoco hay mucho qué ver en Sigiriya porque es un poblado con un par de calles llenas de restaurantes y alojamientos. La cara negativa de viajar tras los atentados es que muchos de los locales estaban cerrados al no haber demanda suficiente. Pero encontramos un restaurante familiar en la calle principal que se llama Sigiri View Restaurant. Nos atendió el hijo de la casa. La carta era bastante variada pero lo que no sabíamos era que como casi no había nadie, tendríamos que esperar a que preparasen todo en el momento.

Optamos por pedir un omelette con verduras, dhal de lentejas y coconuts rottis. ¡¡Espectaculares!! A pesar de comerlos todos los días, estos fueron sin duda los más elásticos y sabrosos de todo el viaje. Si tienes curiosidad por saber qué es un rotti, no es más que el pan diario que consumen los cingaleses. Normalmente está hecho con harina de trigo, agua y sal. Pero si lo pides de coco se mezcla con coco rallado. Simplemente, perfecto. Abonamos por la cena 800 rupias entre los dos (apenas 4 euros).
Aprovecho para contarte que al día siguiente decidimos comer al medio día en el mismo sitio y esta vez optamos por un kottu rotti de pollo, verduras cocidas y un white curri delicioso. El kottu es otra de sus comidas tradicionales que consta de muchas verduras cortadas muy finamente con unas láminas de hierro sobre una plancha. Suelen añadirle trocitos de rotti (pan) y el alimento que elijas: pollo, huevo, pescado, ternera… ¡Sin duda lo más sabroso del viaje! La comida ascendió a 1.600 rupias (8 euros).
Qué ver en Sigiriya: ascenso a Lion Rock
Cuando organicé el viaje y decidí qué ver en Sigiriya dudé si pagar los 28 euros que cuesta la entrada al parque de Lion Rock por persona. Lo consulté con varios amigos que fueron y unos me decían que sí merece la pena y otros que no. Al final, como no íbamos a movernos de Sigiriya y nos quedaba toda una mañana libre decidimos pagar y entrar. Y qué quieres que te diga, a mí sí que me gustó la experiencia. Y además, ¡¡prácticamente solos!!

La entrada se adquiere en un edificio-museo en la zona enfrente del parque y puedes visitar una exposición. Luego accedes a la entrada del recinto y puedes disfrutar de un parque con árboles y caminos de piedras. Muchos monos y muchos «guías» que van a acompañarte todo el tiempo para tratar de sacarse propinas. Esto es muy común en Sri Lanka, recuerda que viven del turismo. No me gustó mucho que nos acompañasen porque me encanta ver las cosas a mi ritmo y hacer fotos a mi antojo. A mitad del trayecto le pedimos amablemente al muchacho que nos dejara en paz y le dimos una propina simbólica.
Estate atento a lo largo del recorrido si no quieres que luego te pidan dinero. Avísales desde el principio que no te interesa y si ellos quieren contarte algo lo harán encantados. Hablando de manera civilizada nos entendemos mejor 🙂

La subida a la Lion Rock es muy interesante aunque dura también. No tanto como el Pidurangala porque éste es más salvaje y los escalones son irregulares. Sin embargo, si no estás acostumbrado a subir escaleras seguro que tienes que hacer muchos parones. Lo más curioso es que hay grandes colmenas de avispas en los árboles y te ruegan, por favor, no levantar la voz ni hacer aspavientos. Pueden salir y picarte. Aunque nosotros no vimos casi ninguna.

El último tramo de subida es sobre una escalera de metal algo peligrosa pero muy estimulante. Como estábamos solos, disfrutar de las vistas y del paisaje fue alucinante. Nos resguardamos bajo un árbol y nos comimos unos frutos secos. Merece mucho la pena sentarse a reposar con la inmensidad de vegetación que alcanzan a ver tus ojos.
Qué ver en Sigiriya: alojamiento en el Sigiri Rock Side Home Stay
En Sri Lanka el dinero cunde mucho ya que los alojamientos y la comida son muy baratos. Al organizar el viaje había reservado estancia en un hotel de cinco estrellas por 150 euros los dos días. Nada descabellado. Sin embargo, cuando repasé los alojamientos preferí ahorrar algo de dinero y poder gastarlo en otras cosas. Como por ejemplo contratar taxis privados para disponer de aire acondicionado y pocas horas de coche. Fue todo un acierto. La home stay que elegí después de muchas horas leyendo comentarios de clientes en Booking fue la Sigiri Rock Side Home Stay por 10.000 rupias (50 euros) con desayuno.
El precio realmente fue mucho más barato pero nosotros dejamos bastante propina y consumimos muchas botellas de agua fría que teníamos en la nevera. En las 10.000 rupias incluyo todo lo que pagamos.

La casa de huéspedes tiene 3 habitaciones con porche privado que da a un frondoso jardín. El edificio donde se sirve el desayuno y está la recepción es el hogar de los propietarios. Es muy tranquilo para leer o disfrutar de los sonidos de la naturaleza al atardecer. Dispone de aire acondicionado y de mosquitera, esencial en Sri Lanka.
Lo que más me gustó fue el desayuno. Digno de reyes y de lo que a mí me gusta comer. Es cierto que como fueron los primeros del viaje nos quedamos embobados. En otros destinos lo superaron. Pero comenzó siendo un auténtico festín.
Lo que más me gusta del país es que conciertas con ellos la hora a la que quieres que tu desayuno esté listo. Incluso en muchos otros destinos también la cena. Y es ideal porque encargas lo que te apetece y la hora. Así ellos pueden tenerlo listo, no hay esperas ni tampoco derroche de comida. ¡Perfecta organización!

El desayuno estuvo compuesto por rottis, eggs hoppers, coconut pancakes, piña, mini bananas, yogur, zumo, agua, té y café. El segundo día más de lo mismo y hasta ¡Jack fruit! Tuvimos la idea de preguntar acerca de las frutas de temporada y el propietario nos tenía un festín preparado al día siguiente. Habían ido a recoger esta deliciosa fruta para nosotros. Así como sandía, piñas y bananas. ¡Son todo hospitalidad!
Tanto el trayecto de recogida en el aeropuerto como el posterior hasta Kandy lo contratamos directamente en el hotel. Puedes regatear con otros locales e incluso ir en tuk-tuk que es más barato. Nosotros queríamos dejarles algo más de dinero al alojamiento y lo cogimos con ellos.
Recomendaciones sobre qué ver en Sigiriya
Lo fundamental a la hora de hacer un viaje es informarse mucho y decidir qué ver en Sigiriya o en el destino donde vayas. Siempre basándote en tu criterio, tus necesidades, gustos, presupuestos, tiempo, etc. Quizá si quieres visitar Sri Lanka de manera más económica puedes ahorrarte la entrada a la Lion Rock e ir desde allí a Polonnaruwa donde también hay unas ruinas preciosas. Y está a una hora y media en bus.

Puedes no quedarte dos noches y aprovechar en un día a ver amanecer o atardecer desde el Pidurangala, pasear por la zona y marcharte a otro destino. Unos amigos alquilaron un tuk-tuk propio y les permitió mucha más autonomía. Sin embargo, no lo recomiendan con tan pocos días de viaje. Las carreteras están muy mal señalizadas y Google Maps no te ubica bien.

En nuestro caso, al ser el primer día de llegada tras el largo viaje y no dormir en 24 horas, decidimos quedarnos dos noches. Y fue un acierto, porque pudimos acostumbrarnos a la hora, al calor y a la humedad del país. Incluso, apaciguar las emociones y sensaciones de los comienzos de los viajes.
¿Tienes ganas de más? No te pierdas el siguiente día del viaje… ¡¡Rumbo a Kandy!!
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Acabo de hacer esas excursiones de un modo mucho más real que virtual, por cómo cuentas los escenários, sensaciones y emociones.
Con decir que siento el calor húmedo y el cansancio feliz del cuerpo cuando disfrutamos.
Ah! Y los sabores nuevos con un aspecto tan apetitoso, que toca todos los sentidos…Me dá alegría que lo hayas vivido y que ahora puedas contarlo! 😅
Algún día podré llevarte a alguno de estos lugares exóticos 🙂