En primer lugar mezcla la harina con la sal.
A continuación, templa el agua en el microondas.
Haz un agujerito en el centro de la harina como si fuera un volcán y vierte el aceite de oliva y el agua caliente poco a poco.
Integra todo bien con una cuchara hasta conseguir una masa no demasiado pegajosa.
El siguiente paso es dejar reposar la mezcla un ratito en la nevera para que acabe de compactarse.
Corta dos trozos de papel vegetal untado en aceite de oliva, coloca el bollo entre medias y extiéndelo con un rodillo.
Calienta la sartén a fuego 7/9 en la vitrocerámica y cuando esté bien caliente retira uno de los papeles vegetales y coloca tu masa de pizza en la sartén sobre el otro trozo de papel vegetal.
Tapa la sartén y baja la temperatura a 4-5/9 y deja cocinar unos 15 minutos.
Cuando compruebes como va la cocción, te darás cuenta de que el papel vegetal se desprende. Retíralo y deja que se cocine por el otro lado aún con la tapa puesta unos 10 minutos más.
En este momento, notarás que está crujiente. Unta la masa con el tomate concentrado, una capa de queso tetilla en trocitos y tápala de nuevo unos instantes.
Cuando el queso esté fundido coloca el relleno previamente cocinado encima y deja que se caliente todo junto unos segundos ya sin la tapa puesta. Y retira cuando quieras.
¡¡Tachán!! Ya tienes una pizza sin gluten a la sartén muy crujiente y muy saludable.